Espejos negros
¿Qué son y para qué sirven?
-Historia y hechos sobre Black Mirrors
En términos de historia, los espejos negros estaban hechos de vidrio de obsidiana pulido (roca volcánica), y Hernando Cortés los trajo por primera vez en 1530 después de su conquista de México. Los sacerdotes aztecas los usaban para conjurar visiones y hacer profecías del futuro. Los espejos de obsidiana se usaban ritualmente para acceder espiritualmente al inframundo azteca y comunicarse con el reino de los muertos. Se decía que se usaban para que un gobernante viera el futuro y para que otros se vieran a sí mismos y los miraran hacia atrás.
Más tarde, John Dee, con la ayuda de un médium psíquico (y criminal convicto) Edward Kelley, tuvo conversaciones y visiones de ángeles en la superficie reflectante del espejo, creando lo que se conoce como el lenguaje "Ennoquiano", que se dice que es el precursor de hebreo antiguo, y el idioma que Dios usó para hablar con Adán. Estos ángeles (o tal vez demonios) solicitaron que sucedieran ciertas cosas del mundo real, en pago por la información que impartieron. Estos actos y solicitudes se volvieron cada vez más privados hacia el final de la experimentación de Dee.
Esto es muy oculto, con poco conocimiento acerca de lo que, en todo caso, se encontró que era cierto. Dee creía que esta práctica daría como resultado que los seres/ángeles contactados a través del espejo tuvieran un conocimiento que ayudaría a los ingleses a dominar el mundo conocido (y en ese momento, desconocido). Esencialmente, buscó información que pudiera usar para guiar el futuro. Curiosamente, desde entonces se ha sugerido que Dee sea un espía de la reina Isabel I, y parte del MI5 original, y firmó sus cartas con la firma '007'.
Eventualmente, Dee obligaría a Kelley a mirarse en el espejo durante largas sesiones de 'escrutinio', empujándolo al borde de la locura, si no profundamente en el territorio de la misma.
En resumen, se dice que los espejos negros son una herramienta de profecía, pero si uno los mira demasiado, durante demasiado tiempo, la locura aguarda y el espectador puede ser consumido por sus visiones de lo posible. A este respecto, se puede argumentar que un espejo negro no es más que el reflejo del alma de uno, es lo que el alma quiere sin prestar atención a ningún peligro (o escuchando con demasiada atención sin precaución) hacia algo fundamentalmente incierto, y probablemente resultará en un terrible estado de realidad para ellos. Provocan advertencias de lo que puede ser, posiblemente incluso lo que será.
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